El tequila, esa tentadora bebida que en cualquiera de sus presentaciones y después de dos o tres tragos, nos ha movido el piso, nos provoca ser graciosos y hasta nos hace hablar en varios idiomas de forma fluida.
Lo hemos disfrutado tipo margarita, cucaracha, bandera o puro, y por tanto, nos los han servido en infinidad de recipientes: vasos de vidrio, caballitos, los típicos vasos rojos de plástico o para los más atrevidos incluso de la misma botella …
El más común es el famoso “caballito”, éste, obtuvo su nombre de las haciendas donde se producía el agave en México. Los dueños de las tierras solían supervisarlas a caballo, y llevaban siempre consigo dos recipientes (llamados guajes): uno para el agua y otro para el tequila.
El modelo que hoy conocemos como vaso tequilero es un vasito cónico de fondo grueso, el cual, rápidamente se popularizó, y su diseño fue adoptado por casi todas las fábricas de vidrio de todos los países.
El vaso tequilero recibe varios nombres y medidas alrededor del mundo. Te mostramos algunas a continuación:
- México: Se le llama tradicionalmente “caballito”, pero cada vez es más acertada la variante anglosajona “shot”. En algunas partes de México se sirve el tequila en un “caballito” mucho más grande, de unos 170 ml/5.7oz, llamado “Percherón”.
- España: El “Chupito” se utiliza de forma habitual en las costumbres españolas para servir pequeñas cantidades de bebidas (no siempre alcohólicas) en los postres, tras el almuerzo, y en algunos casos como cortesía de los hosteleros.
- Resto del mundo: Tanto en los países angloparlantes como en el resto del mundo se le conoce al vaso tequilero como “vaso shot”. Aunque tengan el mismo nombre, cada país tiene una medida concreta para su propia versión. Por ejemplo, en Alemania tan sólo contiene 20 ml; en América, el “shot” estándar es de 44 ml y en Rusia es de 50 ml. En Japón y en Corea del Sur, en cambio, el estándar es de 60 ml.
Pues hoy les quiero contar que la mejor forma oficialmente avalada y reconocida por el Consejo Regulador del Tequila es la famosa copa Riedel tequilera.
¡Sí, leyeron bien! Si realmente lo que buscan es disfrutar el tequila en su plenitud: bouquet, textura, sabor y retrogusto, lo mejor sería hacerlo en una copa de cristal de la prestigiosa marca austriaca.
George J. Riedel, heredero también de una tradición centenaria en fabricar copas finas para vinos, decidió presentar al mundo una copa apropiada para el tequila, trabajo que le llevó nueve meses en su concepción y reuniones con catadores internacionales.
La primera reunión para identificar una copa apropiada para el tequila fue el 9 de julio de 2001, con la intención de conocer y estudiar a la gente que convive con la bebida, para aprender de su experiencia y descubrir qué tipo de copa, de la colección que ya poseía Riedel, era la más indicada.
En este primer encuentro en Tequila, Jalisco, se cataron doce copas diferentes, de las cuales por mayoría de votos fue de la línea sherry.
Poco tiempo después, Riedel fue el anfitrión de la segunda cata, efectuada en Kufstein, Austria, casa de la fabricante de copas finas desde hace más de 250 años, con invitados especiales entre los que asistió el gobernador del estado de Jalisco, Francisco Ramírez Acuña, acompañado de empresarios jaliscienses del mundo tequilero.
En esa ocasión, los tequileros nuevamente se inclinaron por el prototipo de copa sherry, lo que prácticamente decidió las características de la nueva copa tequilera.
La copa “de nariz”, como se definió, permite mostrar las características y facetas distintas que tiene el tequila, que va desde el aroma a flores y hierbas, hasta la madera.
La copa mide 19 cm de altura, tiene capacidad para 210 ml y está hecha de cristal sin plomo, igual que toda la colección de copas finas Riedel.
Cuenta con el aval de la Cámara Nacional de la Industria Tequilera, por lo que desde marzo de 2002 es, oficialmente, la copa elegante del tequila y donde se cata la bebida por profesionales.
Es difícil describir la enorme diferencia que se logra probando un tequila en estas copas, pero sí podemos explicarles técnicamente que en el momento en el que ustedes inclinan la copa con tequila hacia su boca, la forma, tamaño y diámetro de la abertura de ésta, disipa el alcohol permitiendo que en la nariz sean más claros los verdaderos aromas del agave azul con el que está elaborado nuestro tequila Tantita Pena. Además de que el licor se dirige al centro de nuestra lengua y no a los laterales como con un caballito, lo que genera que el tequila no nos “queme”.
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